Diseño identidad desde 1995.
El amor por la tipografía en todas sus dimensiones impulsa en mí una visión particular por los signos. El pensamiento de diseño reflexionado me involucra en la sistémica. El resultado es diseño de marcas, signos, símbolos y señales (desordenando a Frutiger) que son en sí mismas una propuesta de branding; un camino, una historia.
Hay una propuesta lúdica en cada marca, además. Un juego o la invitación a jugar. Mientras se honra la coherencia entre el signo y la identidad referida, con tal fidelidad que, en tiempos de inteligencia artificial produzco iconos tangibles para los 5 sentidos (como el sistema de identidad de Eared de la Universidad de Barcelona), en épocas de no-logo diseño un isotipo tridimensional (como el de Nye Hjorten Teatre de Noruega) que muta infinitamente enunciando identidad desde cualquier punto desde donde se lo mire. Diseño humano que llega más profundo al humano que cualquier artificio.
Cada proyecto es único y por tanto el resultado es inusual. El diseño debe funcionar, por definición. Una marca debe distinguirte y proponer una dialéctica con tu público. Hay un camino particular, único, propio, para cada marca. Puede ser un signo o símbolo gráfico, puede ser un icono, puede ser una imagen o una secuencia de imágenes, puede ser un objeto e incluso una historia.
A continuación, una selección de marcas que he diseñado. En desorden y fuera de contexto, sin palabras.
